NOTICIA-INTERNACIONAL/ALTAR AL DIA
OSLO, NORUEGA.— Un hombre lanzó ayer un zapato contra el asesino
confeso de 77 personas en Noruega, Anders Behring Breivik, durante el juicio en
Oslo por los atentados que perpetró el año pasado.
“¡Asesino! ¡Mataste a mi hermano! ¡Vete al infierno!”, gritó en inglés en
varias ocasiones Hayder Mustafa Qasim, familiar de una de las víctimas, quien
fue retirado de la sala por los agentes y luego recibió atención médica tras
sufrir una crisis nerviosa, informó la televisión pública noruega NRK.
Al terminar la presentación de los informes de autopsia de las personas
muertas en la isla de Utoya el 22 de julio de 2011, un individuo se puso
súbitamente de pie y lanzó un zapato negro contra el ultraderechista, autor
confeso de los ataques, sentado a pocos metros, constataron periodistas.
El incidente estuvo acompañado por los aplausos del público y por gritos de
“¡bravo!”, y provocó la suspensión temporal de la audiencia de ayer, décimo
séptimo día del juicio.
El hombre, de origen iraquí y hermano de una de las personas que Breivik mató
en un campamento de verano de las juventudes laboristas, fue rápidamente
controlado por los servicios de seguridad, y conducido sin contemplaciones hacia
el exterior de la sala, mientras entre sollozos seguía gritando en inglés “¡Vete
al infierno!”
El calzado lanzado no llegó a tocar a Breivik, pero sí a su abogada, Vibeke
Hein Baera, sentada entre el acusado y el público.
“Felizmente era solamente un zapato”, declaró Hein Baera.
“Me saqué el zapato, me levanté, le grité al asesino y le arrojé el zapato”,
dijo Qasim.
“Él estaba solo en Noruega, sin la familia”, dijo Qasim de su hermano. “El
asesino le arrebató la vida. Y arruinó mi vida y la de mi familia. He venido de
Irak a Noruega para estar en el tribunal.”
Breivik permaneció en calma y “rió un poco” mientras miraba cómo los guardias
de seguridad retiraban al hombre, según testigos.
Al reanudarse la audiencia pocos minutos después, Breivik se dirigió al
público: “Si alguien quiere tirarme algo, que lo haga cuando entro o salgo, no
contra mi abogado”, aseveró.
Se trata del primer incidente serio que se produce desde el inicio del
proceso, el 16 de abril, contra el ultraderechista, autor de dos ataques que
causaron en total 77 muertos: 69 por disparos en la isla de Utøya, y ocho más en
un previo atentado con explosivos frente a la sede del gobierno noruego en
Oslo.
Las audiencias habían estado marcadas por las lágrimas de los sobrevivientes
de Utøya o de los familiares de las víctimas, pero éstos nunca habían atacado
directamente al acusado.
Antes de suspender nuevamente la sesión, la juez Wenche Elizabeth Arntzen
agradeció a los participantes por la dignidad demostrada hasta ahora.
En Utøya, la mayoría de las víctimas eran adolescentes que Breivik calificó
de “objetivos legítimos”, ya que eran miembros de un movimiento político que,
según él, favorece al islam y el multiculturalismo en Noruega.
“Fui atacado en un lugar, junto a la caseta de bombeo. Una persona me lanzó
un objeto. Me dio en la cara. Sólo quería decirlo”, afirmó Breivik, quien lució
un uniforme de policía falso durante los atentados del pasado 22 de julio.
Junto a esa caseta fue donde engañó a un grupo de jóvenes haciéndoles creer
que era un agente de verdad y donde mató a 14 personas.
“El motivo de que no disparara fue que el cargador estaba vacío”, dijo
Breivik, quien aclaró que los tiros en la cabeza a sus víctimas eran los últimos
que disparaba para rematarlas, no al revés.
El juicio continuaba en el juzgado de Oslo con la declaración de dos testigos
que salieron ilesos de la matanza.
Uno de ellos fue Eivind Rindal, de 23 años, quien recogió a otros muchachos
más jóvenes y con ellos huyó en un bote que había en la isla, aunque tuvieron
que hacerlo a remo y sufriendo una docena de disparos de Breivik desde la
orilla, que provocaron vías de agua en la embarcación.
Rindal, quien como había anunciado desafió con su mirada a Breivik durante la
declaración, defendió que quienes como él y sus compañeros en la barca salieron
ilesos tienen recuerdos y heridas “tan profundos y dolorosos como una herida
física”.
“Sufrimos un intento de asesinato, estamos vivos de casualidad. No eran tiros
de advertencia, eran disparos a matar”, declaró Rindal, quien dijo que Breivik
parecía un “asesino profesional”, y lamentó que la policía no llegase a la isla
hasta una hora después de las primeras llamadas de socorro.
Loco o no, irá a la cárcel
OSLO.— Tras la audiencia que enfrentó ayer el ultraderechista Anders Behring
Breivik, autor confeso de los atentados del pasado julio en Noruega, en los que
murieron 77 personas, se determinó que puede acabar en la cárcel aunque sea
condenado a permanecer recluido en un centro siquiátrico, según una iniciativa
legal presentada por el gobierno noruego.
La reforma prevé la creación de una unidad especial de máxima seguridad para
pacientes peligrosos, cuya localización no se ha decidido, pero que podría ser
construida dentro de una prisión, admitió la ministra de Sanidad noruega,
Anne-Grete Strøm-Erichsen.
La funcionaria admitió que la necesidad de una reforma se ha visto
actualizada por el caso de Breivik, pero resaltó que había sido planteada antes
y que más pacientes podrían acabar en esa unidad de máxima
seguridad.