jueves, 24 de mayo de 2012

Existe riesgo de un estallido, dice Solalinde

NOTICIA-NACIONAL/ALTAR AL DIA 
BARCELONA.- En una pequeña libreta, el padre Alejandro Solalinde acostumbra escribir sus reflexiones sobre todo lo que ve y escucha. Cada vez que sale de México la convierte en su bitácora de viaje.
Será por eso que Solalinde no suelta “la libretita”, como él mismo la llama, durante estos días que se encuentra en España.
“La memoria se pierde, falla, por eso escribo todas las cosas importantes que escucho y que no quiero olvidar”, explica a Excélsior.
Barcelona y Madrid son su primera escala de un recorrido que lo llevará a varias ciudades europeas de Italia, Suiza y Francia para “sensibilizar a esta sociedad del valor de los derechos humanos de los migrantes y del riesgo que supone defender estos principios en un país como México”.
Este sacerdote-activista busca también reunir apoyos de la comunidad internacional para presionar al gobierno mexicano para que garantice una protección efectiva a los defensores de derechos humanos.
Solalinde, que se ha visto obligado a salir de territorio mexicano por las recurrentes amenazas de muerte, es una víctima directa de la intimidación que sufren activistas en México.
Lejos de atemorizarse, el director del albergue Hermanos en el Camino, en Oaxaca, se muestra crítico con la situación actual: “México es una bomba de tiempo. Si no encontramos entre todos las soluciones para un país distinto habrá un estallido”.
Apunta que el mayor problema de México se resume en una sola palabra: miedo.
“El gobierno, los partidos políticos, la iglesia Católica, todos tienen miedo a enfrentar las cosas y a encontrar soluciones reales”, advierte.
— ¿Y usted tiene miedo, padre?
— Claro que no, yo no tengo miedo, al contrario, siento un gran impulso de amor que me motiva para seguir adelante— responde sin dudar.
Solalinde ofreció, en un centro social de Barcelona, una charla sobre su labor como defensor de los derechos de los migrantes. A lo largo de su intervención se cruzaron los trágicos relatos de migrantes en su paso por México con las bromas y anécdotas de este carismático sacerdote.
El sacerdote estará en Europa durante un mes, pero confiesa que ya tiene muchas ganas de regresar a Ciudad Ixtepec. “Extraño mucho el albergue, ansío volver. El trabajo ahí es duro y pesado, pero no lo cambiaría por nada del mundo”.
Del padre Solalinde sorprende su optimismo desbordante, sobre todo cuando se refiere a la situación de violencia e inseguridad que vive México: “El tamaño de la crisis es el tamaño de la oportunidad que tenemos. Yo confío mucho en los jóvenes y en las mujeres, porque creo que son los únicos capaces de cambiar a México”.
Optimista y a veces también desafiante se muestra cuando se le pregunta sobre las dificultades de trabajar bajo amenazas de muerte.
— ¿Qué lo puede parar, padre?
— Un tiro, o dos, o tres, es lo único que me puede parar.
Estoy tan entusiasmado, amo la vida, no quiero ser mártir, pero si mi trabajo es interrumpido estaré tranquilo porque yo estoy haciendo mi parte”, responde.
Además, agrega, nadie es indispensable. Al final de la entrevista, Solalinde hace una anotación en su libreta. Imagino que escribe “entrevista con Excélsior, 22 de mayo de 2012, 21 horas, Barcelona, España”, porque, como él mismo ha confesado, lleva el registro “de todo lo que me va pasando".