NOTICIA-NACIONAL/ALTAR AL DIA
BARCELONA.- En una pequeña libreta, el padre Alejandro Solalinde acostumbra
escribir sus reflexiones sobre todo lo que ve y escucha. Cada vez que sale de
México la convierte en su bitácora de viaje.
Será por eso que Solalinde no suelta “la libretita”, como él mismo la llama,
durante estos días que se encuentra en España.
“La memoria se pierde, falla, por eso escribo todas las cosas importantes que
escucho y que no quiero olvidar”, explica a Excélsior.
Barcelona y Madrid son su primera escala de un recorrido que lo llevará a
varias ciudades europeas de Italia, Suiza y Francia para “sensibilizar a esta
sociedad del valor de los derechos humanos de los migrantes y del riesgo que
supone defender estos principios en un país como México”.
Este sacerdote-activista busca también reunir apoyos de la comunidad
internacional para presionar al gobierno mexicano para que garantice una
protección efectiva a los defensores de derechos humanos.
Solalinde, que se ha visto obligado a salir de territorio mexicano por las
recurrentes amenazas de muerte, es una víctima directa de la intimidación que
sufren activistas en México.
Lejos de atemorizarse, el director del albergue Hermanos en el Camino, en
Oaxaca, se muestra crítico con la situación actual: “México es una bomba de
tiempo. Si no encontramos entre todos las soluciones para un país distinto habrá
un estallido”.
Apunta que el mayor problema de México se resume en una sola palabra:
miedo.
“El gobierno, los partidos políticos, la iglesia Católica, todos tienen miedo
a enfrentar las cosas y a encontrar soluciones reales”, advierte.
— ¿Y usted tiene miedo, padre?
— Claro que no, yo no tengo miedo, al contrario, siento un gran impulso de
amor que me motiva para seguir adelante— responde sin dudar.
Solalinde ofreció, en un centro social de Barcelona, una charla sobre su
labor como defensor de los derechos de los migrantes. A lo largo de su
intervención se cruzaron los trágicos relatos de migrantes en su paso por México
con las bromas y anécdotas de este carismático sacerdote.
El sacerdote estará en Europa durante un mes, pero confiesa que ya tiene
muchas ganas de regresar a Ciudad Ixtepec. “Extraño mucho el albergue, ansío
volver. El trabajo ahí es duro y pesado, pero no lo cambiaría por nada del
mundo”.
Del padre Solalinde sorprende su optimismo desbordante, sobre todo cuando se
refiere a la situación de violencia e inseguridad que vive México: “El tamaño de
la crisis es el tamaño de la oportunidad que tenemos. Yo confío mucho en los
jóvenes y en las mujeres, porque creo que son los únicos capaces de cambiar a
México”.
Optimista y a veces también desafiante se muestra cuando se le pregunta sobre
las dificultades de trabajar bajo amenazas de muerte.
— ¿Qué lo puede parar, padre?
— Un tiro, o dos, o tres, es lo único que me puede parar.
Estoy tan entusiasmado, amo la vida, no quiero ser mártir, pero si mi trabajo
es interrumpido estaré tranquilo porque yo estoy haciendo mi parte”,
responde.
Además, agrega, nadie es indispensable. Al final de la entrevista, Solalinde
hace una anotación en su libreta. Imagino que escribe “entrevista con
Excélsior, 22 de mayo de 2012, 21 horas, Barcelona, España”,
porque, como él mismo ha confesado, lleva el registro “de todo lo que me va
pasando".