viernes, 13 de abril de 2012

Estremecedor relato de una esclava sexual


NOTIIA-INSÓLITA/ALTAR AL DIA



ARGENTINA.-En el marco del sonoro juicio por Marita Verón, que desnuda la trata de personas en Argentina, una testigo contó las vejaciones a las que fue sometida durante su cautiverio y aportó datos clave para el caso

La mujer, cuya identidad fue resguardada bajo el nombre Andrea R., dio su testimonio el martes ante el tribunal que lleva el juicio por este emblemático caso de trata de mujeres que conmocionó al país sudamericano hace una década y por el cual hay 13 detenidos.

Dijo que conoció a Marita Verón en un burdel de la provincia de La Rioja, donde ambas estaban cautivas. “Se acercó, me aflojó las ataduras de las muñecas, me preguntó cómo me llamaba y me dijo que hiciera lo que me pedían porque ahí no se jodía”, contó.

También indicó que Verón le había mostrado un bebé suyo, del que dijo que no lo quería pero que “no era su culpa”. Y sugirió que estaba casada con José Gómez, uno de los imputados, hijo de la presunta dueña del lugar. “Una señora mayor me dijo que Marita podía entrar y salir porque era del ‘Chenga’. Ellos dos vivían en la casa azul. Nunca fui, pero le decían así”, dijo.

Además de los datos sobre el caso, Andrea R. narró episodios que evidencian el trato que recibían las cautivas. Afirmó que la golpeaban habitualmente, que simularon ahorcarla en una oportunidad y que ponían drogas en su comida que la dejaban “mareada todo el día”.

Contó que en una ocasión fue encerrada “en un cuarto con una chica aparentemente fallecida” y que ella y sus compañeras eran forzadas a participar de rituales que incluían sacrificios de animales.

Andrea R. fue secuestrada luego de un viaje que hizo con una amiga hace 10 años, cuando tenía 14, a la provincia de La Pampa. Allí conocieron a una pareja que las invitó a La Rioja, donde comenzó su calvario. Sus nuevos compañeros de viaje las condujeron a un burdel del cual no pudo salir, hasta que fue rescatada en un allanamiento.

“Ese día fui separada de Marita, ya que los dueños del local fueron avisados de lo que iba a suceder”, indicó. Al salir, lo primero que hizo fue hablar con Susana Trimarco, la madre de Verón, quien durante todo ese tiempo se convirtió en un estandarte de la lucha contra la trata de blancas.

Marita Verón desapareció el 3 de abril de 2002, cuando salía de su casa para ir al médico. Según los primeros testigos, habría sido secuestrada por un grupo de hombres que bajó de un auto rojo. La joven tenía 22 años y una hija. Se sospecha que habría sido vendida en 2 mil pesos (menos de 500 dólares) a una red de traficantes de blancas. Su madre, Susana Trimarco, inició una lucha que la llevó a infiltrarse en este tipo de mafias como prostituta y liberar a 140 jovencitas víctimas de esta práctica.

Tres días después de su desaparición, Marita fue descubierta por la policía en la localidad de La Ramada, a más de 30 kilómetros de la capital provincial, usando zapatos con tacones en lugar de las zapatillas que llevaba cuando salió de su hogar. Iba tambaleante, como drogada, un patrullero la levantó y los hechos que continuaron son bastantes confusos. Los policías dicen que la subieron a un ómnibus que volvía a Tucumán, pero ella nunca llegó a destino.

Todo indica que la chica había llegado hasta ahí escapando de una fiesta sexual, su primer destino de explotación, y que la devolvieron a eso. Una prostituta, cuyo testimonio fue conseguido por los padres de Verón, contó que pasó por manos de un proxeneta, quien la tuvo en su casa y a los dos días la vendió en 2.500 pesos (casi 600 dólares) a una whiskería de La Rioja.

El caso se volvió emblemático por las derivaciones que tuvo, con evidencias de connivencia tanto policial como judicial y política con las mafias de trata del noroeste de la Argentina y sus conexiones con otras redes que operan en el país y el extranjero.