NOTICIA-INTERNACIONAL/ALTAR AL DIA
CIUDAD DEL VATICANO.- El Vaticano denunció hoy la existencia de
obispos y sacerdotes que se encuentran detenidos o sufren injustas limitaciones
para cumplir con su misión apostólica en China.
La Santa Sede emitió aquí un comunicado de unas tres páginas como resultado
de la más reciente reunión plenaria de la comisión especial instituida por
Benedicto XVI en 2007 para analizar la vida de la Iglesia católica en la China
continental, que tuvo lugar del 23 al 25 de abril.
“Se expresó admiración por la firmeza de su fe y por su unión con el Santo
Padre. Ello, en modo especial, necesitan de la oración de la Iglesia para
afrontar sus dificultades con serenidad y en la fidelidad a Cristo”, indicó el
texto emitido en italiano, inglés y chino.
La misma nota advirtió que los obispos “espurios”, ordenados en ese país
asiático sin la aprobación del Papa, han usurpado un poder que la Iglesia
católica no les ha conferido y sus acciones ofuscan la claridad del mensaje
cristiano.
Constató que aún persiste la pretensión de algunos sectores del régimen de
Pekín por imponer la voluntad de los organismos llamados “una asociación y una
conferencia”, los cuales buscan estar por encima de la autoridad de los obispos
y de guiar la vida de la comunidad eclesial.
Se trata de estructuras fundadas hace años por el régimen comunista como
parte de un intento por mantener una “Iglesia oficial” y que actúan todavía con
cierta fuerza, especialmente a nivel institucional.
El texto vaticano deploró que algunos obispos espurios han participado, en
las últimas semanas, en consagraciones de otros pastores que contaban con la
autorización de Roma.
“Los comportamientos de estos obispos, además de agravar su posición
canónica, han turbado a los fieles y a menudo han forzado la conciencia de los
sacerdotes y los fieles afectados”, indicó.
“Los participantes en la plenaria siguen con atención estos penosos
acontecimientos y, aunque son conscientes de las especiales dificultades de la
situación actual, recuerdan que la evangelización no puede realizarse
sacrificando elementos esenciales de la fe y de la disciplina católicas”,
añadió.
Insistió además que la obediencia al Papa vale para todos los componentes de
la Iglesia y aseguró que los mismos fieles exigen la clara fidelidad eclesial de
sus pastores.
Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en la China continental han sido
caracterizadas por turbulencias en los últimos años, pese a un inicio de
acercamiento que había conducido a la publicación de una histórica carta de
Benedicto XVI a los católicos chinos en 2007.
De esa carta surgió la iniciativa de la comisión vaticana y sus reuniones
periódicas, aunque el texto no provocó el resultado previsto en el campo
diplomático: un restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos
Estados.
La República Popular de China y el Estado de la Ciudad del Vaticano carecen
de vínculos institucionales desde 1948, cuando fueron rotos por el entonces
líder comunista Mao Tse Tung.
Uno de los principales puntos de desencuentro es el nombramiento de obispos,
mientras la Iglesia católica reclama para sí la libertad e independencia para
designar nuevos prelados, Pekín considera esto como una “injerencia en la
política interna del país”.
Así, en el país asiático actualmente existen obispos legítimos y otros
espurios, según cuenten o no con la aprobación del Vaticano