jueves, 29 de marzo de 2012

Senadores aprueban la reforma religiosa

NOTICIA-NACIONAL/ALTAR AL DIA



CIUDAD DE MÉXICO.- El pleno del Senado aprobó ayer la reforma constitucional para garantizar la libertad religiosa y de convicción ética, con 72 votos en favor y 35 en contra, de legisladores de izquierda, PAN, PRI, PVEM y Nueva Alianza, en medio de una intensa discusión, que culminó con gritos de protesta desde las tribunas.
La diferencia fue de un solo voto. Por ser una reforma a la Constitución se requería votación favorable de dos terceras partes de los senadores presentes, 107 en total. Y la aprobaron 72 de ellos, es decir 67%.
El Senado envió de inmediato la reforma a los Congresos estatales pues por la misma causa se requiere de que, al menos, 17 de ellos otorguen su aval para que se convierta en realidad legal, aunque ya desde ayer miembros del Poder Legislativo del Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Coahuila, Morelos y Colima se pronunciaron en contra.
El debate de más de dos horas llevó a los senadores a hacer un recuento histórico de la lucha del Estado mexicano por lograr separar la Iglesia de la política, aunque quienes argumentaron en contra pusieron énfasis en que esta aprobación significa un retroceso muy grave y lamentable para toda esta lucha de décadas.
La reforma establece que “toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política”.
Desde la perspectiva de la priista María de los Ángeles Moreno; Dante Delgado y Eugenio Govea, del Movimiento Ciudadano; Leonel Godoy, Rubén Velázquez, Pablo Gómez y José Luis García Zalvidea, así como Ricardo Monreal, del PT y René Arce, del PVEM, esta reforma era innecesaria y está manchada por la abierta presión de la Iglesia católica para forzar más espacios en la educación pública y en los medios de comunicación.
Pablo Gómez, por ejemplo, aseguró que se trata de una reforma pactada por Enrique Peña Nieto con los cardenales, para que éstos le ayuden a ganar la Presidencia de la República.
Desde la perspectiva de quienes estaban en favor, como el priista Fernando Baeza y los panistas Santiago Creel y Blanca Judith Díaz, esta reforma permitirá a todos los mexicanos ejercer a plenitud su libertad de creencia o no creencia. Además protegerá a las iglesias minoritarias, muchas veces sujetas de represión por quienes profesan la religión mayoritaria, como argumentó Blanca Judith Díaz en tribuna.
“Dejémonos de simulaciones: ya no da para más la democracia para simular más”, pidió Santiago Creel en tribuna, mientras el perredista Pablo Gómez fue hasta el lugar del priista Manlio Fabio Beltrones para pedirle, “como cuates”, que permitiera el voto libre de su grupo parlamentario; “déjalos ejercer su libertad de conciencia”, le dijo en broma.
El debate generó una amplia votación en contra. A la izquierda se sumaron el panista Alejandro González Alcocer, los priistas María de los Ángeles Moreno y Heladio Ramírez y Leticia Jasso, del Panal.
La aprobación de la reforma generó que un joven —quien logró colarse a los balcones, donde se restringió el acceso al público hasta con candados— les gritara: “No traicionen a Juárez y a Melchor Ocampo”, lo cual provocó que elementos de resguardo parlamentario lo sacaran del recinto.