miércoles, 6 de julio de 2011

DOS GRANDES PILARES DE LA FÉ DE MI PUEBLO


COLABORACIÓN ESPECIAL DE UNA CABORQUENSE RADICADA EN MICHOACÁN

POR: ANA G. CORONADO

Hoy la lluvia cae suavemente, junto con el fresco aire me llega una noticia de mi pueblo, pudiera ser más triste porque cuando una vida se acaba es triste pero hay de vidas a vidas, y ésta que se acaba hoy casi es la certeza de que apenas empieza, de que la eternidad pletórica de luz ya empezó para Él. Padre Luís Valencia Nuñez, Descanse en Paz. Recuerdo el día en que lo conocí, era también una mañana temprano pero muy clara y soleada, estábamos en el I.A.S., las Maestras Bertha y Chepina (que en Gloria estén también) nos sacaron de las aulas, "vayan al patio porque van a conocer a alguien" nos dijeron, y nos formamos muy quietos primero, luego platicamos y hasta nos sentamos en el piso ante la mirada complaciente de la Maestra Chepina, y no veíamos a nadie nuevo; de pronto oímos los acordes de una guitarra y una varonil voz... " de qué color es la piel de Dios, de qué color es la piel de Dios, si es negra amarilla roja o blanca es........" y ahí estaba el Padre Luís con su guitarra y su gran sonrisa, un Señor alto, blanco, gûerito ojos claros muy sonriente y afable;
y enseguida preguntó... "¿saben de qué color es la piel de Dios, ustedes qué creen? y así empezó su Ministerio en Caborca, me imagino que presentándose en cada escuela en cda sitio, así empezó su catequesis que duró muchos años (de esto que les narro hará como 40 aqños!!!!) hasta hoy que ya descansa en brazos del Padre Eterno.

Y he ahí que el Tata González (Padre Roberto González Orendain Q.E.P.D.) se puso celoso!!!, por ese entonces Él era el único sacerdote católico en nuestro pueblo, era nuestra única guía espiritual y toda una Institución en Caborca, regañçon, muy gritón, pero siempre ocupado y apurado en conducir a su rebaño caborquense por los caminos de Dios.

¡ Qué bello era ir al catecismo con las Señoritas!!!, que rico era estar en la Iglesia del Padre González: limpia, fresca, callada, se oían los pajaritos en el techo siempre y a m i me parecía cuando niña que esa era la antesala del cielo, ¡ que inolvidables los meses de mayo ofreciéndole flores a la Virgen!n de todas las casas salíamos niñas vestidas de palomas blancas, nuestros ramitos de flores iban creciendo por las calles cuando las piadosas vecinas nos daban más al pasar, y ya en la Iglesia las Señoritas deshacian algunas flores para que arrojaramos pétalos a la Virgen en el Altar, ¡ aquellas voces hermosas y cantos en latín de las "Plomitas" como les llamabamos de cariño por sus hábitos de religiosas!; y ya en mi adolescencia ¡como disfrutabamos la feria de las flores en la plaza seis de abril! ¡cuánta labor del Tata González y las Señoritas como las conocíamos y les llamabamos con respeto y cariño! ¡ cuánta organización en la catequesis del pueblo, en educación, en lo social, en los eventos religiosos, en todo estaba el Tata González poniendo órden en nuestras vidas!, poniendo la fé y el temor de Dios para que nos guiara hacia el bién!. No puedo dejar de recordar el día de mi Primera Comunión, no dormí la noche anterior pensando que mi madre no me terminaba mi vestido, mi mamá que sonreía con m i aprehensión bromeando me decía..." no te preocupes si no lo acabo te envolvemos en una sábana blanca y así vas" y se reía divertida ante mi nerviosismo, ¡ que emoción tan espcial en mi alma de niña al pensar que iba a recibir por primera vez El Cuerpo y La Sangre de Cristo! tal y como el Tata González y las Señoritas nos habían enseñado. Y llegó la hermosa mañana, el Tata González no cabía en sí dde contento, las Señoritas corrían de un lado para otro del templo que parecía un barco lleno de gaviotas blancas, los niños de un lado, las niñas del otro apretados unos contra otros, recuerdo que oía los comentarios, "son como 100, no 200, mas o menos 150", ¡todo era fiesta! la larga y emotiva misa, el olor a flores , a incienso, no faltó uno que otro desmayado, y a la hora de prender las velas ¡cuanta precaución! el Tata González gritagba ¡un minuto nada más, ya apáguenlas, padrinos abusados no se duerman!, y al finalizar la misa ¡la alegria! ¡largas mesas con manteles blancos nos esperaban!, detrás de la Iglesia el patio cívico del Colegio Dom Bosco se había transformado en un gran banquete, manos presurosas acomodaban pasteles y vasos de unicel llenos de espumoso chocolate, aquello era un sueño despues de nuestro penitencial ayuno, el desayuno mas recordado de mi niñez.

Pero llegó el Padre Luís a Caborca y el Tata manifestaba sus celos en el sermón dominical, no había ocasión en que no le criticara algo al Padre "Terlenca" como le decía que porque andaba de moda como la tela, nosotros sonreiamos ante sus ocurrencias, o le decía el Padre Mariachi por su manifiesto gusto por la música ¡y vaya que cantaba bonito el Padre Luís! y así se hicieron cotidianos "los pleitos" del Tata González y el Padre Luís que reía a carcajadas al oir los comentarios al respecto. ¡¡¡Hermoso pleito de dos grandes Pilares de la Fé de mi pueblo!!! ¡el motivo de los celos eramos nosotros su rebaño Caborquense, el pueblo que los dos amaron por igual!. ¡Dios quiera que allá en el cielo sigan discutiendo para ver quien de los dos nos conduce a la Gloria Eterna, Dios quiera que nos sigan teniendo ambos en sus amantes corazones y en sus benditas intenciones de salvación de su pueblo! porque estoy segura de que Caborca los ama y los amará por siempre. ¡Descansen en Paz dos grandes Pilares que con sus enseñanzas en nuestro pueblo han trascendido y seguiran viviendo en nuestro recuerdo!.






DIOS NOS BENDICE