ALTAR SONORA.- A los grandes pueblos no los hacen sus gobiernos, los hacen sus ciudadanos y es la educación de los ciudadanos la que fortalece los cimientos para su desarrollo. De ahí que se vuelve importantísima la labor de los maestros en nuestra actual sociedad.
Con más de 20 años en la docencia , comprometida con su labor educativa y además enamorada de su trabajo, así es la Profesora Ana María Piña, quién por más de dos décadas ha venido impartiendo la asignatura de Artes en la Escuela Secundaria No. 10, Prof. Efraín Buen Rostro.
Hay quienes la describen de carácter fuerte, por ser una maestra que aplica al pie de la letra la disciplina quizá por eso a ella le tiene sin pendiente, porque es una convencida de que la disciplina, es la que nos lleva lograr nuestros objetivos como personas.
Hay quienes la describen de carácter fuerte, por ser una maestra que aplica al pie de la letra la disciplina quizá por eso a ella le tiene sin pendiente, porque es una convencida de que la disciplina, es la que nos lleva lograr nuestros objetivos como personas.
No debe ser cómodo, trabajar bajo la presión de la observación y vigilancia en todo momento de los padres de familia, quienes en muchas de las ocasiones evalúan al maestro a través de los resultados obtenidos por sus hijos. Y esto en la mayoría de las veces nos lleva a realizar críticas infundadas, a través de expresiones ofensivas o generalizadas.
Su convicción humanista, y su carácter franco, distinguen a la maestra Piña del resto del cuerpo docente, de la escuela secundaria. En su materia enseña a oír, a ver, a pensar y busca provocar en el educando una revolución interna, que le ayude a despertar, como ser humano.
“El trabajo que realizo, no es nada fácil, hay ocasiones en que he dicho, ya no vuelvo hacer x cosas, por todo lo que esto implica, -asegura la maestra-, pero lo disfruto tanto, que una vez en casa, me viene los rostros, las expresiones de satisfacción de los jóvenes y me vuelvo a reanimar y va de nuevo”.
Al final del día son más las satisfacciones, que obtengo por mi trabajo, que estas se sobre ponen ante todo aquellos negativo, que he vivido en mi labor como docente, en estos años, dice Ana María.
Ver a un Papá o una Mamá, aplaudiendo a su hijo, felicitándolo, animándolo, esos detalles son mi “gasolina” para continuar dando lo mejor de mí, como maestra, concluyó.