jueves, 28 de noviembre de 2013

Celebra Estados Unidos Día de Acción de Gracias

NOTICIA-INTERNACIONAL/ALTAR AL DÍA
El presidente Barack Obama y su esposa, Michelle, entregaron comida con motivo de la cena del Día de Acción de Gracias.

WASHINGTON.— La más estadunidense de todas las fiestas estadunidenses es también, quizás, una de las menos comercializadas en un país donde todas las fiestas son comerciales, o comercializables.
Del Día de la Madre a la Navidad, los estadunidenses han logrado que sus festejos sean acompañados por publicidad y regalos.
Pero por cualesquier razón, el Día de Acción de Gracias ha permanecido al margen. Excepto tal vez en lo que se refiere a la industria de viajes.
Este año se estima que entre 40 y 50 millones de personas viajarán más de 50 kilómetros para la tradicional cena de Thanksgiving (acción de gracias), una fecha idealizada por el pintor Norman Rockwell, pero que no está tan lejos de su imagen.
Algunas de ellas viajarán de costa a costa; otras llegarán de otros países y algunas tal vez de otro continente. Es una fiesta que glorifica a la familia, quizá más que ninguna otra celebración estadunidense, una en la que los estadunidenses abren sus puertas a extraños, cuando se espera que nadie esté solo...
Thanksgiving es siempre el momento de reunir a familia y amigos en casa para celebrar las bendiciones del año pasado, dar gracias por tener suficiente y recordar a los que son menos afortunados”, comenta Terrie Buell-Lora, para quien es también, como para muchos otros estadunidenses, el inicio de las fiestas navideñas.
Ese punto no sería tan claro si no fuera porque al día siguiente del Día de Acción de Gracias, tiene lugar lo que algunos han dado en llamar “el viernes negro”, menos por algún acto nefasto sino porque se supone que es el día cuando las finanzas de los comercios pasan a números negros.
Pero al mismo tiempo es una fiesta con un claro origen religioso, sobre todo en lo que se refiere a la idea de dar gracias por los beneficios recibidos. Con todo, también es una fiesta que trasciende las referencias protestantes y es celebrada igualmente por católicos que por judíos, por blancos o negros. Es una fiesta en la que los estadunidenses se sienten obligados a ser voluntarios en cocinas que sirven a los desposeídos o en invitar a su casa a personas solitarias o sin familia.
Cuando nació mi hija, los padres de mi esposa vinieron de España y preguntaron ¿que es Thanksgiving? Decidí mostrarles e invité a algunos queridos amigos ‘huérfanos’ que no tenían familia cerca. (La cena) ha crecido por 14 años y ya no significa comida sino longevidad. Los amigos vienen y van; algunos se han cambiado de ciudad o de país. Pero la puerta siempre está abierta. Y no se necesitan reservaciones”, comentó Scott Morgan, un empresario.
Es también el día en el que la mayoría de los estadunidenses comen, por tradición, pavo con relleno a base de nueces, purés de papa y de batata (camote), verduras cocidas, salsa de arándano y pie de calabaza.
Se aceptan variantes pero ése es el menú universalmente aceptado; uno consagrado por la historia —o por lo menos por la tradición— como el consumido por los colonos ingleses allá por 1621, cuando se supone fue el primer Thanksgiving, al final del primer ciclo agrícola de los recién llegados.
Pero Thanksgiving es más que eso. Es tal vez la fiesta que unifica a estadunidenses, nativos y migrantes, anglosajones o latinos o asiáticos...
Para mí el día de Thanksgiving significa apreciar a tus seres queridos; poner a un lado las tareas cotidianas y enfocarte en lo que te rodea, en lo que valoras”, dice Daisy Pascualvaca, una sicóloga infantil en Washington.
Pascualvaca es una inmigrante de origen cubano-español que no sólo se adaptó ya a su país de residencia sino que al hacerlo, al margen de crear su propia familia (esposo e hija), se rodeó con otros extraños para crear una “familia” que de hecho se reúne con ella año con año aunque a veces, como una familia estadunidense normal, o sea que con frecuencia es la única vez que se encuentran en meses.
Pero el sentimiento de Pascualvaca es un mucho lo mismo que alegan los estadunidenses desde hace unos 450 años, cuando la fiesta comenzó a celebrarse de manera más o menos nebulosa, o los 150 años desde que Abraham Lincoln decretó en 1863 que fuera el cuarto jueves de noviembre como fórmula para crear un lazo entre todos los estadunidenses.
Pasarían unos 80 años antes de que Franklin Delano Roosevelt determinase que sería el último jueves de noviembre.
Antes de eso, sin embargo, la fiesta se pierde, como buena tradición, entre la leyenda y el hecho histórico; entre la anécdota y la costumbre.
Para historiadores y sociólogos la fiesta como tal tiene mucha relación con la fiesta de la cosecha que se celebraban justamente al final de la época de recolección en Europa, según las tradiciones anglosajonas.
Y ciertamente tiene que ver, según historiadores, con el sentido de supervivencia de la primera colonia británica en lo que hoy es EU. Una fiesta en la que según la tradición participaron indios, menos por comprensión de lo que se trataba como por buena vecindad.
De hecho los indios aportaron carne de venado, frutas silvestres y pavos, que entonces era un ave silvestre.
Los españoles, por su parte, alegan que el primer “Día de Acción de Gracias” en lo que hoy es Estados Unidos fue hecho por españoles, sea en los alrededores de lo que hoy
es El Paso, en 1598, o cerca de San Agustín, en Florida, en 1565.

Pero esa paternidad no tiene mayor caso. Para los estadunidenses lo que cuenta es lo que hicieron los ingleses, y en recuerdo de aquel muy nebuloso día —tanto que nadie está seguro exactamente de que fecha fue, o si fue un festejo de un solo día, se realiza hoy una discutible tradición: que el presidente estadunidense “perdone” a un pavo que presentado por una organización de avicultores en vez de ir a las cacerolas de la Casa Blanca pasa a disfrutar sus últimos días en una granja.
Peor todavía normalmente son blancos y con nombres correspondientemente ridículos... o cursis, como “bola de nieve” o “copa de mantequilla”, etcétera.
La realidad en todo caso es que la producción estadunidense de pavo vale unos 5,400 millones de dólares, según estimación en 2012. Y eso implica que en 2012 se comieron unos 42 millones de pavos el día deThanksgiving, casi el doble que los 22 millones consumidos en Navidad y más que el doble de los 19 millones ingeridos en Pascua. No es de extrañar pues la importancia que los productores dan a la prominente ceremonia de “perdón” previa al último jueves de noviembre.
Es una tradición, dicen algunos, que comenzó con el propio Lincoln. Para otros, el inicio de la moderna costumbre corresponde a Harry S. Truman (presidente de 1944 a 1952) y para más de uno es el momento de ridiculez que recuerda a los mandatarios estadunidenses su mortalidad.
Y la del guajolote... Los pavos de granja actuales no están adaptados a sobrevivir en libertad, ni siquiera por mucho tiempo, y la mayoría de los perdonados por el presidente de Estados Unidos sólo alcanza a disfrutar su “indulto” por unos meses