lunes, 16 de mayo de 2011

"Las calles huelen a cadáver", alertan los sirios

NOTICIA-INTERNACIONAL/ALTAR AL DIA


WADI JALED.- Numerosas personas que huyen de Siria describieron el lunes escenas de "catástrofe" en una localidad fronteriza, la cual está sitiada y casi aislada por el ejército en su intento de aplacar una revuelta que ha durado dos meses.
Al menos ocho personas murieron el domingo en Talkalaj y se convirtieron en las víctimas más recientes de la represión gubernamental que ha dejado poco más de 850 muertos desde mediados de marzo, dijeron grupos de derechos humanos.
Talkalaj, de 70 mil habitantes, está bajo sitio militar desde la semana pasada.
"La situación en la ciudad es catastrófica", dijo Ahmad, de 55 años. Ahmad cruzó la frontera hacia Líbano durante la noche del domingo al lunes y solicitó que se le identificara sólo por su nombre.
"Las calles huelen a cadáver", afirmó.
Las autoridades justifican el asedio militar con el argumento de que la ciudad está llena de extremistas que pretenden el establecimiento de un estado islámico, dijeron pobladores.
"Nada de eso es verdad", afirmó Ahmad, quien insistió en que no se le identificara porque temía represalias.
Otro desplazado, que llegó el domingo a Líbano, dijo que la mezquita de Omar bin al-Khattab resultó dañada debido a un intenso bombardeo que cayó en los últimos días.
Más de 5 mil sirios han huido en las últimas semanas a Líbano debido a las acciones a las que recurren las fuerzas de seguridad para aplacar la revuelta contra el régimen del presidente Bashar Assad y que incluyen disparos de armas cortas, asedios y fuego de artillería.
Un residente dijo que el conflicto en Talkalaj ha tomado un curso sectario peligroso.
Individuos misteriosos, a los que se conoce como "shabiha", andan armados, apoyan al régimen y están atacando a los suníes en la ciudad, afirmó Hamid, de 45 años.
Siria tiene una conformación multisectaria a la que Assad ha mantenido controlada con mano dura e ideología laica.
La mayoría de la población es musulmana suní, aunque Assad y la elite gobernante pertenecen a la secta minoritaria alauita, derivada del islamismo chií