NOTICIA-NACIONAL/ALTAR AL DIA
CIUDAD DE MÉXICO.- Un pasajero de un autobús foráneo que se dirigía a Querétaro denuncia que la unidad fue asaltada y que la empresa Autobuses Estrella Blanca carece de medidas para evitar los atracos y evade su responsabilidad cuando ocurren incidentes de este tipo.
Según el propio relato de Pedro Fernández de la Isla, de profesión ingeniero, el autobús de primera clase corrida 09073 de la línea Turistar Futura, proveniente de la ciudad de Cuernavaca y con destino directo (sin paradas ni abordajes intermedios) primero a Querétaro, luego a León y finalmente a Aguascalientes, permitió el ascenso de pasajeros en un punto intermedio del trayecto, fuera de la Central de Autobuses del Sur (Taxqueña) del Distrito Federal, donde él abordó.
“Comenzamos a abordar el autobús e inmediatamente algo detectamos que no está bien”, expuso, en una carta que envió a Excélsior.com.
En la comunicación detalla la serie de anomalías que se sucedieron una a una.
-Señorita, ¿no nos van a revisar ni el equipaje de mano?... es un trayecto largo.
-No señor. La empresa no tiene personal ni políticas para revisar o videograbar a los pasajeros.
Cuenta cómo “salimos de la Ciudad de México con el autobús totalmente lleno (más de 40 personas).
“Un poco más adelante (45 minutos aproximadamente) nuevamente la sensación de que algo no está bien”.
Explica que en un lugar llamado Los Remedios se detuvo el autobús para recoger dos pasajeros, sin ningún control ni registro: una señora que regresa a Querétaro y un individuo como de 25 años, con una pistola escuadra escondida en sus ropas.
Según el denunciante, esta parada está debidamente autorizada por la empresa a pesar de ser una corrida directa en la cual no se deben abrir las puertas de la unidad hasta llegar a la terminal y menos subir pasajeros.
Una hora después de iniciado el trayecto, el individuo armado, que nadie lo ha detectado, comenzó a hacer llamadas a través de teléfono celular.
Inmediatamente después se levantó y se dirigió a la cabina del conductor, amagó a éste con el arma y lo golpeó, ordenándole que se detuviera.
Siempre según el relato del afectado, la unidad se detuvo, abrió la puerta y la abordaron otros cuatro hombres también armados.
En cuestión de segundos comenzaron a gritar y golpear a los pasajeros, exigiéndoles todas sus pertenencias; “no respetan a mujeres, niños o personas mayores. A todos los golpean por igual, con saña y ferocidad”, narra.
Los asaltantes se llevan todo: relojes, teléfonos, computadoras, equipaje de mano, y “no nos dejan más de lo que llevamos puesto”.
En menos de cinco minutos todo está concluido; se bajaron los cinco individuos del autobús con el botín y se dispersaron por el campo.
Instantes después el autobús arrancó “y dentro de nuestro aturdimiento detectamos nuevamente que algo no está bien”.
-Señor conductor, ¿por qué abandonamos el lugar de los hechos?, todavía tenemos algunos teléfonos celulares; vamos a quedarnos aquí y llamar a una patrulla, posiblemente anden por el rumbo estos ladrones y si los detienen podremos identificarlos y recuperar nuestras pertenencias –se le dijo al conductor del autobús.
-No puedo. Las políticas de la empresa me ordenan irme del lugar de los hechos hasta la próxima caseta de pago -repuso.
En la caseta de pago 80 kilómetros más adelante “encontramos una patrulla del Estado de México; los policías no tienen ni idea de qué hacer, no identifican el lugar del asalto y, lo más importante, ya ha pasado un tiempo valioso para localizar a los asaltantes”.
Explica que después “emprendemos nuevamente nuestro camino hacia la ciudad de Querétaro. Se siente dentro del autobús un pesado ambiente de coraje y frustración, causado más que nada por las pifias y las políticas irresponsables de una empresa que sobrepone sus intereses económicos a la seguridad de sus pasajeros”.
En la terminal de Querétaro, aseguró, abordó el autobús el gerente de la empresa. “Nos ofrece llevar a algún pasajero herido (que hay varios) a que reciban tratamiento”.
Sin embargo, “nuestra inquietud estriba en saber qué va a hacer la empresa para indemnizarnos o recuperar algo de lo que nos quitaron”.
El gerente, una persona de apellido Reséndiz, es tajante con los pasajeros:
La empresa de autobuses Turistar Futura, operada por Autobuses Estrella Blanca, no tiene ninguna responsabilidad con sus pasajeros en caso de asalto dentro de la unidad, aun cuando dicho asalto se haya producido por negligencia de la misma, por lo tanto:
1) No hay ni un solo centavo de indemnización.
2) No hay revisiones a los pasajeros ni a su equipaje de mano antes de abordar.
3) Se seguirán haciendo paradas intermedias autorizadas para subir pasajeros sin ningún control en puntos intermedios a la ruta.
4) En caso de asalto, el conductor se marchará del lugar de los hechos inmediatamente hasta llegar a la próxima caseta de pago.
5) El o los pasajeros que así lo deseen pueden hacer un reporte a la empresa y posiblemente esperar alguna contestación.
Y remata en su carta: “Ya no queda nada que hacer, sabemos que el reporte ante la actitud de la empresa es tiempo perdido. Nos vamos a nuestras casas con un sentimiento que ya muchos, pero muchos mexicanos tenemos”.