
HERMOSILLO,SONORA.-Bajo el altar surgirá el fariseo primero, el que guiará a los otros 80 de la comunidad de Yaquis del Coloso Bajo, certificada por los Ocho Pueblos. La preparación de este fariseo primero es especial y delicada.
Omar García Delgado será quien debajo del altar “nacerá” y representará el resurgimiento de la tradición de cuaresma; será él quien se coordinará con los rezos y los cantos, sus caderas, piernas y brazos darán guía a sus demás compañeros.
El olor en la habitación es a thiner, producto de las pinturas que se usan para realizar la máscara del fariseo primero, la que simboliza el bien y el mal; la que representa una gran responsabilidad y orgullo colocarse, pues denota que quien la porta es merecedor a ella por conocer las reglas y los ritos.
Omar sonríe e indica que cuando se ponga la máscara, ya no podrá hablar con mujeres, esa es una de las reglas; encontrar formas de comunicarse sí, pero una conversación directa está fuera de lo permitido.
En un cuarto frente a la capilla del Coloso Bajo, Omar se encuentra con Julio César Valenzuela, su capitán, y con Alejandro Molina, responsable de la capilla. Ellos tres realizan los preparativos para la noche.
Omar toma un machete y corta una rama ancha de “palo de huevito”, que dará forma al palo blanco, que a su vez simbolizará la espada; los cascabeles en las piernas y el cinturón, son para comunicarse con las personas y expresar algún deseo, pues el rosario que llevan en la boca les impide hablar.
El compromiso
Julio, el capitán, aseguró que el compromiso de fariseo se adquiere por tres o seis años; por manda o tradición, pero al final de cuentas todo representa una alabanza, una oración, las cuales varían dependiendo del día.
Desde hoy ya serán apreciables en los principales puntos de la ciudad estas personas que mueven sus piernas y caderas por unas monedas, que son azotadas si no cumplen con su responsabilidad en las ceremonias, quienes año a año, y en algunos casos desde temprana edad, reviven la tradición que trajeron desde sus pueblos y a su manera hacen partícipe a la comunidad en general de sus ceremonias religiosas
Omar García Delgado será quien debajo del altar “nacerá” y representará el resurgimiento de la tradición de cuaresma; será él quien se coordinará con los rezos y los cantos, sus caderas, piernas y brazos darán guía a sus demás compañeros.
El olor en la habitación es a thiner, producto de las pinturas que se usan para realizar la máscara del fariseo primero, la que simboliza el bien y el mal; la que representa una gran responsabilidad y orgullo colocarse, pues denota que quien la porta es merecedor a ella por conocer las reglas y los ritos.
Omar sonríe e indica que cuando se ponga la máscara, ya no podrá hablar con mujeres, esa es una de las reglas; encontrar formas de comunicarse sí, pero una conversación directa está fuera de lo permitido.
En un cuarto frente a la capilla del Coloso Bajo, Omar se encuentra con Julio César Valenzuela, su capitán, y con Alejandro Molina, responsable de la capilla. Ellos tres realizan los preparativos para la noche.
Omar toma un machete y corta una rama ancha de “palo de huevito”, que dará forma al palo blanco, que a su vez simbolizará la espada; los cascabeles en las piernas y el cinturón, son para comunicarse con las personas y expresar algún deseo, pues el rosario que llevan en la boca les impide hablar.
El compromiso
Julio, el capitán, aseguró que el compromiso de fariseo se adquiere por tres o seis años; por manda o tradición, pero al final de cuentas todo representa una alabanza, una oración, las cuales varían dependiendo del día.
Desde hoy ya serán apreciables en los principales puntos de la ciudad estas personas que mueven sus piernas y caderas por unas monedas, que son azotadas si no cumplen con su responsabilidad en las ceremonias, quienes año a año, y en algunos casos desde temprana edad, reviven la tradición que trajeron desde sus pueblos y a su manera hacen partícipe a la comunidad en general de sus ceremonias religiosas