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SIERRE.– Veintiocho personas, de ellos 22 niños, murieron en un dramático accidente el martes por la noche de un autobús en Sierre (sur de Suiza), mientras regresaban a Bélgica de un viaje de esquí, lo que causó consternación en Suiza y hundió en el luto a Bélgica.
“No hay palabras para expresar el sufrimiento” de los padres o familiares cuando se pierde a un niño, declaró ayer el primer ministro belga, Elio di Rupo, que llegó a Suiza para reunirse con las autoridades y reconfortar a las familias de las víctimas.
El vehículo, con 52 personas a bordo, circulaba en dirección a Sion cuando chocó a las 21:15, hora local, contra una pared de un túnel de autopista entre las salidas este y oeste de Sierre, en el cantón del Valais, por un motivo todavía desconocido y donde el límite de velocidad era de 100 kilómetros por hora.
Los niños que viajaban en el autobús tenían en torno a 12 años, y diez de ellos eran holandeses, otro era polaco y uno alemán.
El autobús se desvió de su trayectoria y se empotró contra la pared del túnel, provocando el accidente de carretera más grave ocurrido en Suiza.
Las causas del accidente no fueron aún determinadas, y una investigación está en curso, indicó el primer fiscal del cantón, Olivier Elsig. Los investigadores privilegian tres hipótesis: una falla técnica, un problema de salud del conductor y un error humano.
Elsig añadió que el autobús no iba muy rápido.
“La autopsia del conductor, que falleció en el accidente, está en curso y estudiamos igualmente las imágenes filmadas por la cámara de video presentes en el túnel en donde se produjo el choque”, indicó.
Según el médico jefe de la Organización cantonal de rescate del Valais (OCVS) Jean-Pierre Deslarzes, tres heridos están en un “estado serio e inquietante”. Fueron trasladados a un hospital universitario de Lausana.
Los otros niños heridos fueron ingresados en hospitales de la región. Entre los heridos dos personas siguen sin ser identificadas, 22 familias de 24 fueron informadas.
Una decena de padres llegaron ayer por la noche al hospital de Sion para ver a sus hijos.
Los estudiantes, de unos 12 años y procedentes de dos escuelas de las localidades flamencas de Lommel y Heverlee, habían pasado unas vacaciones esquiando en Anniviers, en el Valais, y viajaban de regreso a Bélgica (a la provincia del Brabant flamenco y del Limburgo).
Después de bajar al valle, el conductor tomó la autopista A9 en dirección hacia Sion/Lausana.
Dos kilómetros más adelante, por un motivo desconocido, el autobús se desvió hacia su derecha y chocó contra el borde de la calzada. Luego chocó de pleno contra una pared de hormigón situada en la extremidad de una plaza de emergencia.
Este choque frontal fue de una violencia extrema. La parte delantera del autobús resultó fuertemente dañada y dejó bloqueados a numerosos ocupantes, indicó la policía.
El balance de este terrible accidente es de 22 niños y seis adultos muertos, incluidos los dos conductores del autobús, según la policía.
Un equipo de sicólogos fue movilizado para acompañar a los familiares que llegaban al lugar de la tragedia.
La presidenta de la Confederación Suiza, Eveline Widmer-Schlumpf, viajó hacia la región para expresar su apoyo “como madre de tres hijos”, a las familias de las víctimas.
Poco antes, Di Rupo evocó un “día trágico” para toda Bélgica y decretó un duelo nacional.
El trágico accidente causó consternación en Suiza.
Suiza “hará todo lo necesario para apoyar a los heridos y a sus allegados, se los garantizo”, aseguró Eveline Widmer-Schlumpf.
La Asamblea Federal (Parlamento) suiza observó un minuto de silencio por la mañana en homenaje a las víctimas, y su presidente, Hansjörg Walter, se mostró “profundamente afectado”.
El presidente del gobierno del cantón de Valais, Jacques Melly, manifestó por su parte su “inmensa tristeza” y su “profunda emoción”. Presentó su pésame a las familias y felicitó a los equipos de rescate que trabajaron “en condiciones muy difíciles”.
Una de las niñas supervivientes, que logró contactar brevemente con su padre por teléfono, explicó que escuchó un gran choque en la oscuridad y que “todos los asientos salieron volando”, detalla el diario belga Le Soir.
Esta niña de 12 años quedó atrapada entre dos asientos del autobús.
El presidente de EU, Barack Obama, expresó “sus más profundas condolencias” a las víctimas y familiares del accidente.
Conmoción en los Alpes
El dolor y la impotencia han teñido de duelo el montañoso cantón del Valais, acostumbrado a las avalanchas y los accidentes de esquí, pero conmocionado por el drama de la muerte en el accidente de un autobús de 22 escolares y 6 adultos que habían disfrutado de una semana en las nieves alpinas.
La jornada amaneció en el Valais, refugio de esquiadores y de amantes de la montaña, con un sol radiante y unas temperaturas primaverales que contrastaban con los escalofríos que atenazaban a autoridades políticas, policiales y médicas, y a los simples ciudadanos, que asumían el trágico balance del accidente.
Veintidós escolares perdieron la vida y otros veinticuatro se encuentran heridos –tres de ellos de extrema gravedad– al chocar anoche el autobús en el que viajaban de forma frontal con la pared de una de las salidas de emergencia de un túnel en la autopista A9.
“Estamos acostumbrados a los accidentes, a la pérdida de vidas, pero a un caso como éste, no. Cuando hay niños envueltos, se convierte en una tragedia”, explicó el director médico de la organización cantonal suiza de Socorro, Jean-Pierre Deslarzes.
“Cuando los equipos de emergencia entraron en el autobús se encontraron con menores heridos, con algunos mutilados y con muchos muertos. Esto, en el aspecto emocional, es muy duro, extremadamente duro, muchos quedaron fuertemente traumatizados”, agregó.
Tal fue el golpe para las más de 200 personas que participaron en las labores de rescate que tuvo que establecerse un equipo de ayuda sicológica dedicada especialmente a ellos, y las autoridades, tanto suizas como belgas, tuvieron palabras de agradecimiento y de apoyo.
“Yo no puedo describir el apocalipsis al cual nos tuvimos que enfrentar. Al llegar, escuchamos los gritos de los niños. Los socorristas son fuertes, pero eso fue más allá de lo imaginable”, comentó Alain Rittiner, conductor de ambulancia, que participó en el rescate.