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BOGOTÁ.— La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó ayer el asesinato de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad pública de Colombia por parte de las guerrillas de las FARC y lo calificó como un hecho atroz y un crimen de guerra.
BOGOTÁ.— La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó ayer el asesinato de cuatro miembros de las fuerzas de seguridad pública de Colombia por parte de las guerrillas de las FARC y lo calificó como un hecho atroz y un crimen de guerra.
El representante en Colombia de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Christian Salazar Volkmann, dijo que “estos asesinatos atroces reflejan una terrible falta de humanidad y un desprecio total por la vida”.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) asesinaron a cuatro rehenes que tenían en su poder desde hace 12 años después de entrar en combate con tropas del ejército en el sureño departamento del Caquetá.
Los asesinados fueron el mayor Elkin Hernández Rivas, el coronel Édgar Yesid Duarte, el cabo José Libio Martínez y el intendente Álvaro Moreno.
Por su parte, el sargento de la policía de Colombia, Luis Alberto Erazo, logró sobrevivir a la masacre porque cuando escuchó los primeros disparos corrió y se escondió entre unos árboles hasta que llegaron las tropas oficiales.
El representante de la ONU sostuvo que este hecho merece “el repudio más fuerte y provocan una profunda tristeza por el inmenso sufrimiento de los secuestrados y sus familias”.
“Estos hechos irracionales no son una práctica aislada o esporádica. Son crímenes de guerra que podrían constituir crímenes de lesa humanidad. Son el producto de la deshumanización progresiva del conflicto armado interno”, advirtió.
Salazar Volkmann exhortó a las FARC para que “de manera inmediata, y sin condiciones, liberen a todas las personas secuestradas y cesen todos los actos violatorios del Derecho Internacional Humanitario”.
Reiteró su llamado “a la búsqueda de una solución pacífica al conflicto armado que asegure una paz sostenible y duradera al pueblo colombiano, con pleno respeto de los derechos humanos de las víctimas”.
La alegría de los familiares de Luis Alberto Erazo, que lo recibieron en Bogotá tras 12 años de secuestro, contrastaba con el dolor de cuatro familias que deberán enterrar ahora a
sus compañeros, tres policías y un militar, asesinados por sus captores en medio de combates entre el Ejército y la guerrilla FARC.
Erazo, de 40 años, llegó en una pequeña aeronave y de inmediato fue introducido en una ambulancia que lo trasladó al hospital de la policía.
El agente, herido en la mejilla por esquirlas de una granada, no hizo ninguna declaración a la prensa, y no hubo acceso a los medios de comunicación al hospital