NOTICIA-NACIONAL/ALTAR AL DIA
CIUDAD DE MÉXICO.- Lorenzo Zambrano es el director general de la cementera más grande de México y una de las más grandes del mundo. Sus oficinas se ubican en Monterrey, una de las ciudades más golpeadas por el crimen organizado. La urbe en la cual ha ocurrido el atentado más violento desde que arrancó la lucha del presidente Felipe Calderón: el incendio del Casino Royale que cobró la vida a 52 personas.
Zambrano ha decidido poner manos a la obra para lograr que la situación en la capital de Nuevo León cambie para mejor. Para que la sultana del norte vuelva a ser la ciudad segura y en paz en la que nació y creció.
En las oficinas de Cemex, el ingeniero Zambrano nos recibió para platicarnos, en exclusiva con Excélsior, de este nuevo encargo que se ha impuesto como meta: pelear para que los criminales y la corrupción no le ganen terreno a su ciudad.
—¿Qué le está pasando a Monterrey?
—Nos está pasando lo mismo que a todo el país: una falta de instituciones fuertes, sólidas. En el caso de Monterrey, cuando llegó la prueba de fuego con el enfrentamiento de dos grupos del crimen organizado, nuestras instituciones –policías, jueces– no estaban a la altura.
—¿No le sorprende la rapidez con la que se deterioró la inseguridad en Monterrey?
—Fue muy rápido, pero las semillas estaban puestas desde hace tiempo, precisamente, por la falta de instituciones.
—¿Qué está haciendo Lorenzo Zambrano para que las cosas mejoren?
—Primero que nada, aquí estoy, en Monterrey. Lo más fácil hubiera sido irme a otro lado. Cemex, desde el punto de vista funcional, podría establecerse en otros lugares. Nuestra principal actividad no está hoy en Monterrey. Pero aquí nacimos; aquí nació Cemex y aquí se desarrolló, y aquí estamos. Nos quedamos no sólo a contemplar las cosas ni sólo para quejarnos. Nos quedamos para hacer algo. Por eso un grupo de empresarios y yo estamos, junto con el gobierno estatal, rehaciendo las instituciones.
“Un caso muy claro: estamos empezando por la policía civil que está siendo reclutada, entrenada y resguardada de la corrupción. En lugar de quejarnos del gobierno, lo que hemos hecho es decirle ¿en qué te puedo ayudar? ¿En qué te puedo ayudar a hacer las cosas mejor, más rápido y a que seas más eficaz?
“Estamos en guerra. Y en guerra no podemos actuar con los tiempos burocráticos de ayer. Necesitamos actuar muy rápido y con mucha efectividad, y necesitamos que se erradique la corrupción que sí hay, y hay desgraciadamente más que nunca. Es un fenómeno muy triste, pero existe. Tenemos los ejemplos recientes del ataque al Casino Royale.
“Ya no es posible que en una guerra exista la corrupción —continuó. En la guerra no se pueden tomar decisiones que se tarden meses en implementar. No se puede poner a un compadre en un puesto público para el que no está capacitado, porque en la guerra eso cuesta vidas. La incompetencia en un puesto de responsabilidad en tiempos de guerra cuesta vidas. En guerra el tiempo es clave. Y el ser competente es muy importante. No hay tiempo para que alguien no haga bien su trabajo, no sea efectivo… no se puede.”
—¿Qué opina de quienes piden la renuncia del gobernador Rodrigo Medina?
—Es muy fácil pedir la renuncia de una persona porque es el símbolo. Pero el pedir la renuncia obedece a intereses políticos. Creo que lo que sí se le debe pedir al gobernador son resultados. Es ahí donde entra el concepto de que estamos en guerra y no hay tiempo para vacilar y para no tomar decisiones o tomarlas con calma. No hay tiempo. El papel de la sociedad es exigir resultados y la mejor forma de hacerlo es como lo está haciendo el CCINLAC (el Consejo Cívico de Instituciones de Nuevo León) que es una asociación de asociaciones que representa a la sociedad civil y lo que hace es medir resultados. No queremos promesas. A las promesas les ponemos números y les ponemos fechas. Si no hay avances, se va a saber. CCINLAC mide el desempeño y la eficacia de las autoridades.
—El deterioro en Monterrey fue muy rápido y la reconstrucción de las instituciones no es tan rápida ¿Cómo lograr que la sociedad tenga paciencia antes que hartazgo para esta reconstrucción?
—La crisis de Nuevo León y de Monterrey nos ha enseñado que tenemos que avanzar muy rápido en varios frentes. Además de eliminar la corrupción y de exhibirla, tenemos que aplicar otras medidas como los juicios orales.
—¿Qué papel tiene la sociedad en el deterioro de Nuevo León?
—La sociedad no reaccionó a tiempo cuando llegó gente de reputación dudosa en sus comunidades. En Monterrey y en el resto del país. Otro tema es el miedo que tienen las personas a denunciar cuando ven algo ilegal. Por eso es importante facilitar la cultura de la denuncia y demostrar que a través de ésta se obtienen resultados. Para eso creamos el Centro de Integración Ciudadana, para que se hagan denuncias anónimas y seguras para que la sociedad pueda participar activamente.
—¿Qué opina de la lucha que el presidente Felipe Calderón decidió llevar a cabo?
—No tenía de otra el Presidente. No tenía otra alternativa. Creo 100 por ciento que si hubiera dudado estaríamos en peores condiciones de las que estamos ahora. Desgraciadamente hubo una temporada antes de que él llegara a la Presidencia en donde nos volteamos, en general, hacia el otro lado. En donde lo más cómodo era el ‘mejor no me entero’; donde se sabía que había corrupción y se sabía del avance del crimen organizado, pero no se hizo nada. El Presidente no tenía otra alternativa.
“¿Se pueden hacer mejor las cosas? Siempre se pueden hacer mejor. La visión de los de afuera es que hay que hacer esto o aquello. Los de afuera son muy buenos para decir ‘haz esto o aquello’ sin tener todos los elementos a la mano. A mí me sucede como director general de Cemex. Los de afuera siempre son muy buenos para decir cómo hacer las cosas. ¿Se pudo haber hecho mejor? Seguramente. Pero se tenía que hacer algo con los elementos confiables que había, con el Ejército y la Marina. El Presidente hizo lo que tenía que hacer y está tratando de construir las instituciones que habíamos destruido. Todo el aparato de seguridad del país está casi diseñado para que no funcione.”
—Monterrey tiene empresarios fuertes, inversiones importantes, parques recreativos e inversión en espacios públicos ¿cómo explicar entonces este avance rápido y brutal del crimen organizado?
—Tenemos un problema de inseguridad, pero seguimos siendo una ciudad muy productiva, de las más productivas del país. Una ciudad en la que se vive muy bien, en donde el salario promedio está muy por encima del resto del país. Entonces, no estamos mal en muchos aspectos.
“Pasamos de ser una ciudad muy tranquila y con un índice de delitos extraordinariamente bajos a una de las más violentas. Por eso nos duele y por eso nos ha puesto a todos a trabajar.
“Nosotros no queremos que nos suceda como otros puntos del mundo, como Brasil, donde hay ciudades ya acostumbradas a la violencia.
“El regiomontano no está acostumbrado y siempre estamos listos para actuar. Tenemos un problema, pero vamos a salir. El que haya sucedido aquí da lecciones para el resto del país y lo que se está haciendo en Monterrey puede servir como modelo para aplicarse en otros lados.
“Por ejemplo, el modelo de reclutamiento de policías será un modelo que se podrá llevar a otras ciudades.”
—El crimen nos agarra divididos a la sociedad en general, pero en Monterrey en específico, parece que se encuentra dividido el mundo empresarial. Un ejemplo: cuando usted tuiteó que eran unos cobardes quienes abandonaban la ciudad, le respondieron muy agresivos algunos empresarios que se pusieron el saco. Le dijeron que para usted era muy fácil recriminar a los que se iban porque usted no tiene esposa ni hijos…
—Uy! Pero dijeron más. Dijeron que yo lo decía porque tengo seguridad. De nuevo, para mí lo fácil era salirme y decir ‘Adiós, esto no me gusta’. A mí lo que me indignó es que se comenzó a poner de moda irse. La mentalidad era de que si no te ibas era porque no podías. Si no te ibas era porque eras un naco. Eso era lo que estaba sucediendo. Había también la ilusión de que allá se vivía mejor. Hoy, la desilusión los ha traído de vuelta a muchos, porque ven que sus hijos no se adaptan y no se les acepta como aquí. No viven donde tienen sus raíces.
“Lo que me indignó era que se tomara todo tan a la ligera. Me voy y ya. Si nuestros abuelos vivieron aquí en el país en los años de la Revolución, ¿por qué ahora no? Habiendo periodos de enorme violencia en nuestro país, la gente se quedó a sacar adelante sus negocios.
“En esos años difíciles hubo esos actos de heroísmo y patriotismo que no estoy viendo ahora, y por ello sentí que debía de manifestar mi desacuerdo de forma pública. Hay muchos que se han quedado, que realmente son, para mí, héroes, en el sentido de que han afrontado la situación.
“Yo no tengo hijos, pero tengo una familia muy grande. Muchos vinieron a pedirme que les facilitara las cosas para irse, pero no lo permití. Mi consejo fue que se quedaran. Hay que cambiar algunos hábitos, desgraciadamente.
“En Cemex, algunos ejecutivos me pidieron que los cambiara a otra unidad del negocio fuera de México. A ellos también se los negué. En plena Revolución hubo quien fundó negocios. ¿Por qué ahora no? Siempre hay oportunidades para avanzar y acelerar la carrera profesional. No se vale abandonar a la primera dificultad. Aquí, en Monterrey, necesitamos gente que enfrente la situación que estamos viviendo; que proponga soluciones y que exija a las autoridades que se actúe.”
—José Antonio Fernández, otro gran empresario regiomontano, declaró que las cosas en Monterrey no están peor porque el crimen no quiere. ¿Comparte esa visión?
—¡Qué triste. Qué triste! Sí la comparto. Ningún problema se resuelve negándolo. Hay que aceptar que ahí está el problema para construir la solución. Si cinco personas pueden ir a media tarde e incendiar un casino y nadie pudo evitarlo, ¿cómo puedo saber que eso no va a volver a suceder en otro lado, en un cine, por ejemplo?
—¿Cómo ve a Monterrey en diez años?
—Como una ciudad que atrae a los mejores profesionistas del país; como un centro médico regional; como un centro estudiantil con muy buenas universidades. Veo a Monterrey siendo la capital intelectual en desarrollo tecnológico, llena de profesionales y profesionistas con muy buenos niveles de ingreso y de productividad.
“Una ciudad en donde es un gusto vivir porque está en paz; está bien gobernada y en donde la corrupción es mínima. Estoy seguro de que vamos a hacer las cosas bien.
“Hay cosas que se lograrán en el corto plazo y otras cuyos resultados se verán a través del tiempo. Lo que sí aseguro es que los regiomontanos no vamos a permitir que Monterrey siga así… topen chivas, chillen llantas…así va a pasar.”
—¿De dónde saca Lorenzo Zambrano el ánimo para actuar en una labor que otros podrían decir que es trabajo que le corresponde al gobierno?
—Los empresarios regios estamos genuinamente preocupados por el lugar en el que vivimos. Es algo que viene desde años atrás. Tenemos un sentido de hacer algo más allá de lo que tiene que ver con los negocios por el lugar en el que nacimos y en el que vivimos. Los empresarios más prominentes aquí están y aquí se han quedado. Han estado aportando muchísimo para que mejore la ciudad. Me involucro porque de aquí soy.
—Los empresarios regiomontanos parece que salieron a conquistar el mundo y se olvidaron de Monterrey, ¿no cree?
—Creo que si no hubiésemos salido a conquistar el mundo las cosas estarían peor. De no haberlo hecho, las grandes empresas de las que hablamos hoy serían compañías mundiales, no mexicanas, y no estarían tan involucradas con lo que está pasando en nuestra ciudad
