La Diócesis de Saltillo señaló que la comunidad lésbico-gay sufren discriminación que debe ser erradicada en la sociedad
SALTILLO, Coah.-El obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, destacó que es un deber de la iglesia atender pastoralmente a los grupos vulnerables ante situaciones difíciles, pero que la institución que representa también se enfrenta a mentalidades excluyentes.
En el caso de la comunidad lésbico-gay a la homofobia.
Pidió aceptarlos al afirmar que aún sufren discriminación de la sociedad, en sus trabajos y en sus familias.
Destacó que en la mente de muchos la comunidad lésbico-gay son una bola de pecadores, perversos, degenerados y degradados.
Citó el caso que cuando un muchacho en su propia familia dice: “Papá, soy gay”, lo primero que hacen es correrlo de la casa.
En otros la iglesia es víctima de calumnias “como si nosotros estuviéramos promoviendo lo que en la cabeza de los homo fóbicos hay, que nosotros promovemos la degradación, que nosotros promovemos el desorden, que nosotros estamos contra la iglesia, la iglesia a mi me pide que yo tenga atención pastoral en donde más se necesite”.
Finalmente dijo que este sector de la sociedad son personas con cualidades que no se pueden criticar sólo por su sexualidad, sino que se pueden definir por “su capacidad de aportación, su capacidad de relación y su capacidad de servir a la población”.
Noé Leonardo Ruiz, dirigente de la Comunidad San ElRedo, sostuvo que entre los principales problemas que padecen está la marginación social, al ser víctimas de ofensas verbales en las calles de la ciudad.
Entre los insultos está “Te vas a ir al infierno”, sin embargo reconoce que en estos tiempos actuales ellos lesbianas y gays, están luchando contra corriente, al igual que lo hizo Jesús al plantear una nueva renovación en la iglesia.
Sostuvo que el ser humano tiene dignidad como persona y bajo esa premisa tratan de salir adelante
SALTILLO, Coah.-El obispo de la Diócesis de Saltillo, Raúl Vera López, destacó que es un deber de la iglesia atender pastoralmente a los grupos vulnerables ante situaciones difíciles, pero que la institución que representa también se enfrenta a mentalidades excluyentes.
En el caso de la comunidad lésbico-gay a la homofobia.
Pidió aceptarlos al afirmar que aún sufren discriminación de la sociedad, en sus trabajos y en sus familias.
Destacó que en la mente de muchos la comunidad lésbico-gay son una bola de pecadores, perversos, degenerados y degradados.
Citó el caso que cuando un muchacho en su propia familia dice: “Papá, soy gay”, lo primero que hacen es correrlo de la casa.
En otros la iglesia es víctima de calumnias “como si nosotros estuviéramos promoviendo lo que en la cabeza de los homo fóbicos hay, que nosotros promovemos la degradación, que nosotros promovemos el desorden, que nosotros estamos contra la iglesia, la iglesia a mi me pide que yo tenga atención pastoral en donde más se necesite”.
Finalmente dijo que este sector de la sociedad son personas con cualidades que no se pueden criticar sólo por su sexualidad, sino que se pueden definir por “su capacidad de aportación, su capacidad de relación y su capacidad de servir a la población”.
Noé Leonardo Ruiz, dirigente de la Comunidad San ElRedo, sostuvo que entre los principales problemas que padecen está la marginación social, al ser víctimas de ofensas verbales en las calles de la ciudad.
Entre los insultos está “Te vas a ir al infierno”, sin embargo reconoce que en estos tiempos actuales ellos lesbianas y gays, están luchando contra corriente, al igual que lo hizo Jesús al plantear una nueva renovación en la iglesia.
Sostuvo que el ser humano tiene dignidad como persona y bajo esa premisa tratan de salir adelante
