domingo, 17 de octubre de 2010

SIEMBRA ANGUSTIA Y ZOZOBRA LA PRESENCIA DEL EJÉRCITO EN LAS AFUERAS DE UNA ESCUELA

ALTAR, SONORA.- L a incursión del Ejército, a la población de Altar, el pasado viernes 16 de Octubre, provocó una psicosis entre los estudiantes, padres de familia y personal docente de la Escuela Ignacio Manuel Altamirano, cuyo estacionamiento del edificio que alberga dicha institución fue literalmente invadido por autos y elementos del ejército, quienes llegaron y se apersonaron, en “la banqueta” de la unidad educativa, y sin mediar alguna argumentación o explicación de los hechos, ahí se mantuvieron por alrededor de 35 minutos.

Llegó la hora de la salida de los estudiantes, y aún permanecían los soldados en el espacio que los padre de familia utilizan para “recoger” a sus niños, se ignora si el Director fue informado en su momento por el ejército sobre estas acciones, lo que si es cierto que la decisión del Director de la Escuela, de que los niños salieran por esta ocasión por la puerta alterna, fue un buen acierto de la autoridad escolar.
Los sorprendidos y angustiados papás, al ver elementos del ejército cerca de la escuela se alarmaron sobre manera, y entonces la psicosis hizo presa a unas madres de familias que acongojadas y desesperadas, buscaban a sus niños.

“Yo todavía no venia por la niña, porque no era hora dice Alejandra solo que pase y mire muchos soldados y ya me entro miedo, entonces fui al mandado y me vine, cuando llegue ya había muchos papás”.
Una treintena de soldados estaban esparcidos por la parte frontal de la zona escolar, no se nos permitió tomar fotografías, algunos padres se mostraban muy molestos:

“Es que no es posible esto, como pues enfrente de una escuela, estoy de acuerdo que se combata a la delincuencia, pero en aras de eso, s e llevan a inocentes, se imagina se arma acá una balacera, no, no quiero ni pensarlo,” dice José.

Nadie sabía a ciencia cierta, el por qué de la presencia de la milicia en esa zona, algunos transeúntes, rumoraban, que podría tratarse de una persecución de alguna persona que se había ocultado por ahí cerca. Aunque así fuera, queda claro que las fuerzas castrenses, están preparadas para diseñar estrategias para lograr objetivos sin dañar a terceros; así como pues, comenta un papá, ahora resulta entonces más fácil hablar de daños colaterales, que evitarlos.