A propósito de la Libertad de Expresión.
Se dice que la libertad de expresión es como la luz. Si no la tenemos, no vemos. Si en la sociedad no se expresa la verdad, los ciudadanos no perciben el mal, ni siquiera el crimen y, por lo mismo, están imposibilitados de condenarlo y evitarlo.
Es decir, la conciencia moral de la sociedad deja de funcionar y de expresarse.
Por tanto, la libertad de opinar e informar no sólo es un bien jurídico y ético, también es una garantía de la existencia real de los otros derechos esenciales. Y lo es, porque la conciencia de los pueblos, con su sentido profundamente ético, da realmente vida a los otros derechos esenciales en su expresión correcta.
Por lo mismo, cuando se oculta la verdad o se falsean groseramente los hechos, la sociedad queda privada de su infinita capacidad para dar a la historia una orientación ética correcta.
De esta manera, la libertad de expresión es el instrumento para que la opinión pública conozca la verdad y precisamente por este atributo, garantiza la supervivencia de los demás derechos esenciales. Es la posibilidad real de acceso a la verdad lo que otorga legitimidad ética a la libertad de expresión.
La verdad no admite relativismos. No puede ser aplastada ni por la fuerza bruta, ni por las leyes del mercado, ni por motivo alguno. Si no hay verdad en lo que se informa al público, triunfan inexorablemente la maldad y el dolor.
Así las cosas, periodismo y verdad son dos realidades inseparables. Y así como la misión del juez es la de procurar justicia y la del médico vencer la enfermedad, la misión del periodismo es buscar la verdad y difundirla.
El periodismo es el vehículo que permite a la comunidad conocer la verdad y, por lo mismo, jamás debería convertirse en un mecanismo para la alineación de la gente y la instrumentalización de la sociedad a la forma de pensar y sentir que expresan los intereses políticos y económicos.
Debemos subrayar que el periodismo es la captación y tratamiento escrito, oral, visual o gráfico de la información en cualquiera de sus formas y variedades. Es la forma de comunicación por excelencia de las organizaciones sociales. Su importancia consiste en que contribuye al rápido desarrollo de las ideas.
Un estudioso del tema, Alejandro Miró Quesada G., destaca que el periodismo ha sido el más importante instrumento para reformar la sociedad. “Es justo reconocer que antes del periodismo se habían efectuado en el mundo importantes reformas; pero es asimismo indiscutible que sólo después de la evolución de éste se producen los grandes cambios sociales”, subraya.
Desde sus albores se comprendió el importante rol del periodismo y la manera cómo estaba llamado a desempeñar una influencia decisiva en las sociedades. Su misión es, pues, además de informativa, orientadora y educadora.
Por su lado, el periodista –en las sociedades democráticas actuales- no es un profesional “sin más”. Por el contrario, su actividad informativa tiene una trascendencia social reconocida y explicitada en el reconocimiento de derechos como la cláusula de conciencia y el secreto profesional. El respeto a estos derechos de los periodistas, la independencia de los medios y la pluralidad informativa constituyen uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho.
Una de las funciones esenciales del periodismo es servir a la sociedad, por encima de cualquier otro interés. El periodismo puede y debe servir a la sociedad. Esta es la función más loable de los medios de comunicación, incluyendo ahora los pórtales electrónicos en internet, el facebook y el twitter.
Es decir, la conciencia moral de la sociedad deja de funcionar y de expresarse.
Por tanto, la libertad de opinar e informar no sólo es un bien jurídico y ético, también es una garantía de la existencia real de los otros derechos esenciales. Y lo es, porque la conciencia de los pueblos, con su sentido profundamente ético, da realmente vida a los otros derechos esenciales en su expresión correcta.
Por lo mismo, cuando se oculta la verdad o se falsean groseramente los hechos, la sociedad queda privada de su infinita capacidad para dar a la historia una orientación ética correcta.
De esta manera, la libertad de expresión es el instrumento para que la opinión pública conozca la verdad y precisamente por este atributo, garantiza la supervivencia de los demás derechos esenciales. Es la posibilidad real de acceso a la verdad lo que otorga legitimidad ética a la libertad de expresión.
La verdad no admite relativismos. No puede ser aplastada ni por la fuerza bruta, ni por las leyes del mercado, ni por motivo alguno. Si no hay verdad en lo que se informa al público, triunfan inexorablemente la maldad y el dolor.
Así las cosas, periodismo y verdad son dos realidades inseparables. Y así como la misión del juez es la de procurar justicia y la del médico vencer la enfermedad, la misión del periodismo es buscar la verdad y difundirla.
El periodismo es el vehículo que permite a la comunidad conocer la verdad y, por lo mismo, jamás debería convertirse en un mecanismo para la alineación de la gente y la instrumentalización de la sociedad a la forma de pensar y sentir que expresan los intereses políticos y económicos.
Debemos subrayar que el periodismo es la captación y tratamiento escrito, oral, visual o gráfico de la información en cualquiera de sus formas y variedades. Es la forma de comunicación por excelencia de las organizaciones sociales. Su importancia consiste en que contribuye al rápido desarrollo de las ideas.
Un estudioso del tema, Alejandro Miró Quesada G., destaca que el periodismo ha sido el más importante instrumento para reformar la sociedad. “Es justo reconocer que antes del periodismo se habían efectuado en el mundo importantes reformas; pero es asimismo indiscutible que sólo después de la evolución de éste se producen los grandes cambios sociales”, subraya.
Desde sus albores se comprendió el importante rol del periodismo y la manera cómo estaba llamado a desempeñar una influencia decisiva en las sociedades. Su misión es, pues, además de informativa, orientadora y educadora.
Por su lado, el periodista –en las sociedades democráticas actuales- no es un profesional “sin más”. Por el contrario, su actividad informativa tiene una trascendencia social reconocida y explicitada en el reconocimiento de derechos como la cláusula de conciencia y el secreto profesional. El respeto a estos derechos de los periodistas, la independencia de los medios y la pluralidad informativa constituyen uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho.
Una de las funciones esenciales del periodismo es servir a la sociedad, por encima de cualquier otro interés. El periodismo puede y debe servir a la sociedad. Esta es la función más loable de los medios de comunicación, incluyendo ahora los pórtales electrónicos en internet, el facebook y el twitter.