NOTICIA-INTERNACIONAL/ALTA AL DIA
ARGENTINA.- Hace tres años, en la comunidad argentina de Tupungato, una maestra daba clases de educación sexual a sus alumnos de entre 10 y 11 años. En la clase, la maestra explicaba a los niños lo peligrosa que puede ser una persona mayor cuando se les acerca y comienza a tocarlos: “Tienen que estar atentos a eso y contárselos a sus padres”, decía la docente. En el salón se comenzaron a escuchar los gemidos de alguien que lloraba. Era una niña de 10 años. La maestra le preguntó qué le pasaba y la salió con ella del aula. A solas, la niña le contó que su abuelo materno le hacía eso que ella había explicado en la clase. En ese momento, la maestra llamó a las autoridades y el abuelo de la niña fue detenido un hombre. En el proceso judicial, se comprobó que el hombre, que vive en una casa de campo, había violado al menos en dos oportunidades a su nieta cuando ella tenía diez años. Y que además manoseaba a otras tres nietas aún más chicas. El hombre fue confinado a prisión domiciliaria -debido a su edad- para esperar el juicio oral que se llevó a cabo el jueves pasado en Argentina. Ante los jueces de la Sexta Cámara del Crimen, el hombre negó todas las acusaciones pero los testimonios de las víctimas (sus nietas) fueron contundente tras las investigaciones psicológicas a las que las menores víctimas fueron sometidas. Durante el debate salió a la luz que las dos violaciones (abuso sexual agravado) se produjeron primero en la casa de la menor y posteriormente en la casa del condenado: en ambas ocasiones, su hija fue quien le dejaba a las menores para que él las cuidara. También se descubrió que el hombre amenazaba a sus nietas para que no contaran nada de lo que les hacía. El jueves pasado, la Cámara presidida por Alejandro Gullé condenó al hombre a 15 años, pena que deberá cumplir con prisión domiciliaria ya que a partir de los 70 años, los condenados pueden acceder a ese beneficio. Lo que sí no puede es ver más a sus nietas