CIUDAD DE MÉXICO.- Tiene el toque y la magia. No es argentino ni brasileño ni portugués ni mucho menos francés. Es capaz de quitarse a quien se le ponga enfrente y propinarle un “bailecito” a su estilo. Es una promesa, lo llaman un “niño prodigio” del futbol. Tiene tan sólo nueve años y es el guía de su equipo. Se echa al equipo al hombro. Lo acorralan, lo ponen en el límite, pero él disfruta estar en aprietos. Todos quieren quitársela, pero él se da el lujo de regatear una y otra vez. Como un “maestro” del balón. Por la banda derecha, izquierda, el centro, por donde sea. Sólo él goza. Tan sólo tiene nueve años, es japonés y tiene lo necesario para convertirse en una estrella de futbol. Sus regates lo dicen todo