(Tomado de la columna TRAS LA PISTA)
Martin Alberto Mendoza.
Aunque estoy plenamente consciente que podría correr el riesgo de un mortal atentado por la madeja de complicidades que hoy como nunca impera en el municipio del “Nuevo Altar”, considero a mi humilde juicio que ha llegado el momento de poner las íes sobre los puntos en torno a los problemas de injusticia social, jurídica y de derecho que aquejan a sus habitantes.
De lo que pudiera ocurrir y de quienes podrían estar detrás de algún ataque derivado de represalias ya existen identidades debidamente resguardadas, de tal forma que resultaría menos complicado para que en caso de ocurrido algo puedan quedar sustraídas de la acción de la justicia.
Lo anterior surge de la preocupación que prevalece por el hecho de ventilar hechos que hasta ahora se han mantenido en las sombras del silencio, como el asunto que implica a un funcionario municipal de primer nivel en cuestiones vinculadas con el narcotráfico y mucho más que eso.
Aún cuando pudiera tratarse de un secreto a voces el hecho reviste impactantes connotaciones que deben ser investigadas y castigadas por la federación como ocurrió con los perredistas en el Estado de Michoacán, con la diferencia de que aquí el partido que gobierna es Acción Nacional.
En su momento, se cuestionó dura y enérgicamente el hecho de que el anterior alcalde Romeo Monteverde Estrella expidió una carta de “buena conducta” a un llevado y traído personaje del bajo mundo del hampa que se vio involucrado en delitos del orden federal, esto con el fin de que lograra su libertad, lo cual así ocurrió, pero tres años después.
Algo más que grave está pasando en el “Nuevo Altar” y paulatinamente se expondrá pública y fehacientemente como se hizo en el caso de referencia. Eso no lo dude y se hará no solo en el entorno local y regional, sino hasta donde se escuche nuestra voz. Aunque en ello vaya implícita mi existencia y ante la sociedad repudie ampliamente un desventurado compadrazgo.
Texto oculto
Martin Alberto Mendoza.
Aunque estoy plenamente consciente que podría correr el riesgo de un mortal atentado por la madeja de complicidades que hoy como nunca impera en el municipio del “Nuevo Altar”, considero a mi humilde juicio que ha llegado el momento de poner las íes sobre los puntos en torno a los problemas de injusticia social, jurídica y de derecho que aquejan a sus habitantes.
De lo que pudiera ocurrir y de quienes podrían estar detrás de algún ataque derivado de represalias ya existen identidades debidamente resguardadas, de tal forma que resultaría menos complicado para que en caso de ocurrido algo puedan quedar sustraídas de la acción de la justicia.
Lo anterior surge de la preocupación que prevalece por el hecho de ventilar hechos que hasta ahora se han mantenido en las sombras del silencio, como el asunto que implica a un funcionario municipal de primer nivel en cuestiones vinculadas con el narcotráfico y mucho más que eso.
Aún cuando pudiera tratarse de un secreto a voces el hecho reviste impactantes connotaciones que deben ser investigadas y castigadas por la federación como ocurrió con los perredistas en el Estado de Michoacán, con la diferencia de que aquí el partido que gobierna es Acción Nacional.
En su momento, se cuestionó dura y enérgicamente el hecho de que el anterior alcalde Romeo Monteverde Estrella expidió una carta de “buena conducta” a un llevado y traído personaje del bajo mundo del hampa que se vio involucrado en delitos del orden federal, esto con el fin de que lograra su libertad, lo cual así ocurrió, pero tres años después.
Algo más que grave está pasando en el “Nuevo Altar” y paulatinamente se expondrá pública y fehacientemente como se hizo en el caso de referencia. Eso no lo dude y se hará no solo en el entorno local y regional, sino hasta donde se escuche nuestra voz. Aunque en ello vaya implícita mi existencia y ante la sociedad repudie ampliamente un desventurado compadrazgo.
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