jueves, 7 de octubre de 2010

GRAFFITIS EN ALTAR. ¿ARTE O GARABATOS?



Altar, Sonora.- Cuando recorremos las calles de nuestro pueblo es inevitable observar la gran variedad y cantidad de graffitis que hay.
Existen muchas opiniones acerca de este fenómeno; muchas de ellas coinciden en que son jóvenes quienes los hacen. Algunos dicen que son chicos que necesitan orientación; otros creen que son jóvenes de bajo nivel cultural y socioeconómico; otros más dicen que son artistas contemporáneos; incluso hay quien dice que son bandas que se dedican a molestar a la gente y a delimitar territorios.
Como podemos ver las opiniones son muy variadas, pero ¿tenemos bases para opinar? ¿Sabemos quiénes son ellos en realidad? ¿Acaso conocemos qué es el graffiti? ¿Quiénes lo hacen? ¿Con qué intención? Son muchas incógnitas alrededor de este fenómeno que no respeta pared, lugar, ni zona.

Según la teoría escrita sobre el tema, estas pintadas no son un fenómeno individual sino una manifestación juvenil sociocultural; un fenómeno que se corresponde a las conductas organizadas en ciertos grupos que actúan en los centros de población de forma consistente y evolutiva, donde a su vez exponen los sentidos de pertenencia e inclusión.

Podemos entender a esta expresión artística como una forma de rebelión frente a las autoridades o frente a las ineficacias de las instituciones para solucionar los problemas sociales.
Pero como indicábamos antes, una pintada en una pared, o debajo de un puente no puede entenderse como producto de un solo individuo sino fruto de un grupo de personas que se organizaron para tal fin.
Y por el otro lado se encuentran los vecinos y propietarios de las paredes, quiénes al ver de una día para otro su pared “pintarrajeada”, en lo que menos piensan es que esto sea un arte y se enfurecen, el primer blanco de su enojo son los jóvenes del barrio; si tanto les gusta pintar que lo hagan en las paredes de su casa, dice Don Ramón quién tiene en la Col. Buenos Aries una casa, que estaba rentando pero se fueron los inquilinos y al día siguiente le pintaron sus cosas y desde entonces la han tomado como pizarrón comenta molesto.

La realidad es que día a día crece el número de paredes, que exhiben estos garabatos o trazos como usted guste llamarlos, ahora bien si esta actividad se toma como una rebelión de la juventud bien vale al pena pensar que tal habilidad puede encausarse, ¿y cómo? Pues ese es el reto para las autoridades, y claro para nosotros como sociedad altarense.